4.1. Planificación resistente al clima
Recogida de datos
Para incorporar las evaluaciones de la vulnerabilidad climática a su marco de planificación empresarial, las empresas de suministro de agua deben comprender los posibles riesgos y consecuencias, así como su coste. La evaluación de los impactos y la vulnerabilidad al cambio climático y la posterior elaboración de opciones de adaptación requieren información de buena calidad. Esta información incluye datos climáticos, como la temperatura, las precipitaciones, la temperatura de la superficie del mar, la subida del nivel del mar, la velocidad de los vientos, los ciclones tropicales (incluidos los huracanes y los tifones), y datos no climáticos, como la situación actual sobre el terreno de diferentes sectores, como los recursos hídricos, la agricultura y la seguridad alimentaria, la salud humana, los ecosistemas terrestres y la biodiversidad, y las zonas costeras. El mayor riesgo para los recursos de agua dulce puede ser la reducción de la disponibilidad debido a las tendencias de desecación. Sigue habiendo una gran incertidumbre en cuanto a la intensidad, la duración y la frecuencia de las precipitaciones previstas.
Para que los países comprendan mejor su clima local y puedan así predecir el cambio climático local, deben disponer de redes nacionales de observación adecuadas y de acceso a los datos disponibles en otras redes mundiales y regionales. Por ejemplo, el seguimiento de las tendencias de la temperatura de la superficie del mar y del nivel del mar es esencial para evaluar su impacto en el aumento de la intensidad de los ciclones tropicales y de las mareas de tempestad. En el Caribe, el CIMH prepara varios boletines climáticos temáticos (boletines sobre la sequía, boletines climáticos sobre el turismo, boletines agrometeorológicos, etc.), apoyando la toma de decisiones informadas.
Además, las comunidades locales, mujeres y hombres, deben participar en la recogida de datos y la observación, ya que la resiliencia es un proceso conjunto y no descendente. Por ejemplo, en Trinidad y Tobago, se enseña a las comunidades a realizar sus propias mediciones de la calidad del agua, y a los jóvenes a ser Guerreros del Agua, donde vigilan el río, como parte del programa “Adopta un río”. Gracias a este programa, la comunidad vigila los ríos y la cuenca hidrográfica de la empresa.
La participación de las comunidades en la recogida de datos refuerza la resistencia y permite un uso eficiente de los recursos de los servicios públicos.
GIRH y resiliencia climática
Los impactos del cambio climático no se producen de forma aislada; los impactos en un sector pueden afectar negativa o positivamente a otro. Por ello, la gestión de los recursos hídricos debe seguir un enfoque integrado. Por lo tanto, al abordar los riesgos climáticos, es importante tener en cuenta las repercusiones en los principales recursos hídricos (ya sean aguas superficiales o subterráneas, o ambas) y los usos del agua (por ejemplo, el suministro de agua potable y el saneamiento, la agricultura o el turismo).
Los enfoques de adaptación más eficaces para los países en desarrollo son los que abordan una serie de tensiones y factores medioambientales. Las estrategias y los programas tienen más probabilidades de éxito si se vinculan con los esfuerzos dirigidos a la mitigación de la pobreza, la mejora de la seguridad alimentaria y la disponibilidad de agua, la lucha contra la degradación de la tierra y la reducción de la pérdida de la diversidad biológica y los servicios de los ecosistemas, así como la mejora de la capacidad de adaptación.
Un enfoque regional es clave para abordar la diversidad de opciones y oportunidades de gestión del riesgo climático en los países del Caribe. Para ello, el CCCCC ha contado con el apoyo de HR Wallingford para realizar una evaluación de la vulnerabilidad climática de los países del CARIFORUM. La gestión de los riesgos climáticos también debe ser abordada al más alto nivel, por los Puntos Focales Nacionales de Cambio Climático (CMNUCC) en conjunto con la Agencia de Gestión de Emergencias de Desastres del Caribe (CDEMA) y los Gabinetes de los Secretarios Permanentes.
Herramientas disponibles: El conjunto de herramientas de USAID de 2017 para operaciones de servicios de agua resistentes al clima incluye una hoja de cálculo de evaluación de la vulnerabilidad que permite a los servicios públicos cuantificar los riesgos climáticos. HR Wallingford (2019) ha desarrollado el enfoque WaterRiSK para identificar los puntos fuertes y débiles y las oportunidades y prioridades para mejorar la resiliencia climática de los servicios de abastecimiento de agua.
Vídeo: La importancia de la seguridad del agua (5:44 minutos)
Vea el vídeo del Centro de Cambio Climático de la Comunidad del Caribe sobre la creación de resiliencia y seguridad hídrica.
Estudio de caso: Evaluación de los impactos del cambio climático en los ecosistemas de los arrecifes de coral y sus implicaciones sociales
Más del 50% de los 44 millones de habitantes del Caribe viven a menos de 1,5 km de la costa. En algunas ciudades, la población reside en zonas costeras de baja elevación (LECZ) situadas a menos de 10 m sobre el nivel del mar. Los ecosistemas costeros, como los arrecifes de coral, los manglares y los lechos de hierbas marinas, proporcionan una protección costera crucial frente a la subida del nivel del mar y las mareas de tempestad. Además, muchos de los habitantes de las zonas costeras dependen del mar para su subsistencia, por ejemplo a través de la pesca y el turismo.
La figura siguiente muestra las conexiones entre los impactos relacionados con el clima (la acidificación y el calentamiento de los océanos, así como las tormentas severas), las respuestas de los hábitats y las especies marinas a estos impactos y, en última instancia, los efectos en los servicios de los ecosistemas (como la pesca y la protección de la costa) y, a su vez, en la comunidad humana.
En concreto, la figura muestra cómo se espera que la degradación de los arrecifes de coral debida al cambio climático afecte a la pesca y a las economías que dependen de ella a medida que se pierde el hábitat. La figura también muestra cómo la degradación de los arrecifes disminuye la protección de la costa para las comunidades locales, lo que afecta a la economía y a las poblaciones humanas en general.
La herramienta CCORAL
La herramienta CCORAL (de la CCCCC) es un sistema de gestión del conocimiento que ayuda a los responsables de la toma de decisiones a ver todo tipo de actividades a través de una lente “climática” o “de cambio climático”, y a identificar acciones que minimicen los riesgos climáticos.
https://www.caribbeanclimate.bz/caribbean-climate-chage-tools/tools/
El CCORAL está diseñado para añadir la gestión del riesgo en la toma de decisiones. Adopta un enfoque pragmático, promoviendo las herramientas y técnicas adecuadas para el contexto caribeño, teniendo en cuenta el tiempo y los recursos disponibles y la incertidumbre sobre la variabilidad y el cambio climático. Se anima a los usuarios a priorizar sus esfuerzos y a utilizar los componentes del CCORAL que les resulten más valiosos.
El CCORAL contiene una base de datos de recursos de casi 80 herramientas. Éstas fueron seleccionadas de entre las más de 100 herramientas evaluadas inicialmente en un proceso de revisión. Estas herramientas están organizadas según los criterios clave derivados de la evaluación inicial de las herramientas.
Existen cuatro enfoques principales para la evaluación de riesgos climáticos mediante la herramienta CCORAL:
- Examen de los riesgos climáticos de una iniciativa;
- Evaluación de los riesgos climáticos de una iniciativa de principio a fin;
- Encuentre herramientas en la caja de herramientas de CCORAL para la evaluación y gestión de riesgos climáticos;
- Acceso a los documentos, libros e investigaciones del Centro de Intercambio de Información de la derecha de la página web de la herramienta CCORAL, que permite un estudio progresivo de un tema a lo largo del tiempo.
4.2. Opciones de adaptación
Priorizar las opciones de adaptación
Las proyecciones del cambio climático incentivan el establecimiento de prácticas que reduzcan los riesgos futuros de condiciones como el exceso de lluvia. Hay muchas opciones y oportunidades para adaptarse. Estas van desde opciones tecnológicas, como el aumento de las defensas contra el mar o las casas sobre pilotes a prueba de inundaciones, hasta el cambio de comportamiento a nivel individual, como la reducción del uso del agua en tiempos de sequía. Otras estrategias son los sistemas de alerta temprana de fenómenos extremos, la mejora de la gestión del agua, la mejora de la gestión de riesgos, las distintas opciones de seguros y la conservación de la biodiversidad.
Un concepto importante en la evaluación de las opciones de adaptación son las opciones “sin arrepentimiento”, que si se aplican, benefician la situación de los recursos hídricos en un país, o las operaciones en una empresa de suministro de agua, independientemente de los cambios proyectados en el clima y el tiempo extremo. Por lo tanto, las opciones “sin arrepentimiento” crean resiliencia frente a los posibles impactos del cambio climático, a la vez que aportan otros beneficios económicos, medioambientales o sociales más inmediatos. Algunos ejemplos de opciones sin arrepentimiento son la mejora de la eficiencia en el uso del agua por parte de los clientes, la reducción de las pérdidas de agua no potable y la ausencia de instalaciones de agua en zonas de alto riesgo.
Los programas de conservación del uso del agua y de gestión de la demanda son un componente esencial de la resiliencia climática de los recursos hídricos.
Las principales opciones y respuestas de adaptación sectorial destacadas por los países en desarrollo en 2007 ante la CMNUCC se recogen en el cuadro siguiente. Estas incluyen tanto respuestas reactivas como anticipatorias al cambio climático. Las respuestas reactivas son las que se aplican como respuesta a un impacto climático ya observado, mientras que las respuestas anticipatorias son las que pretenden reducir la exposición a los riesgos futuros que plantea el cambio climático.
Dos de las opciones de adaptación operativa más importantes que pueden llevar a cabo las empresas de suministro de agua son también opciones “sin remordimientos”. La reducción del NRW y la reducción de la demanda de agua son programas operativos de vital importancia para construir una empresa de agua resistente, reducir las tarifas generales y permitir el crecimiento minimizando el impacto en los suministros existentes. Por lo tanto, todas las empresas de suministro de agua deberían esforzarse por aplicar estas opciones independientemente de los impactos climáticos previstos.
La reducción de los vertidos no peligrosos y la reducción de la demanda de agua son de vital importancia para construir una empresa de agua resistente, reducir las tarifas generales y permitir el crecimiento minimizando el impacto en los suministros existentes. Todas las empresas de suministro de agua deberían esforzarse por aplicar estas opciones independientemente de los impactos climáticos previstos.
Las opciones de adaptación deben ajustarse a las prioridades tanto en el contexto de la acción comunitaria como en la planificación nacional y sectorial, así como en la reducción del riesgo de desastres. La adaptación al clima debe integrarse tanto en los enfoques descendentes como en los ascendentes y en los distintos sectores para garantizar el desarrollo sostenible, un proceso que puede apoyarse en la elaboración de directrices operativas.
La concienciación sobre la adaptación al clima entre los planificadores y los responsables políticos más allá de los sectores medioambientales, y la formación de las partes interesadas dentro de estos ámbitos, es un comienzo útil. El aumento de la financiación y el desarrollo de capacidades (como la formación de los puntos focales del cambio climático) son etapas clave del proceso de adaptación. Los foros nacionales podrían ayudar a intercambiar información sobre las evaluaciones de vulnerabilidad y la planificación y aplicación de la adaptación a nivel regional.
Participación de la comunidad
La adaptación al cambio climático implica ajustes y cambios a todos los niveles, desde el comunitario hasta el nacional e internacional (CMNUCC, 2007). Las comunidades deben desarrollar su resiliencia, lo que incluye la adopción de tecnologías apropiadas y el aprovechamiento de los conocimientos tradicionales. Para lograr la resiliencia, deben tenerse en cuenta los conocimientos, las experiencias y las perspectivas de las mujeres y los hombres, incluidas las personas con discapacidades físicas.
La CMNUCC (2007) menciona que en los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo, la adaptación se ha llevado a cabo principalmente a través de acciones individuales y ad hoc a escala local. Por ejemplo, en Jamaica, desde el huracán Iván, la comunidad ha adoptado la práctica de colocar bloques de hormigón en la parte superior de los tejados de zinc para evitar que éstos se vuelen durante los huracanes.
Estas estrategias de afrontamiento locales y los conocimientos tradicionales deben utilizarse en sinergia con las intervenciones gubernamentales y locales. En el módulo 3 del miércoles se presentará la herramienta de evaluación de la resiliencia del agua basada en la comunidad. A continuación se presenta una selección de medidas de adaptación a modo de ilustración. El módulo 4 del jueves se centrará más en las medidas de adaptación basadas en la naturaleza para estos desafíos.
Gestión del agua no facturada
No es infrecuente que algunos sistemas de agua del Caribe tengan un NRW tan alto como el 50 o el 60%, por lo que uno de los principales objetivos para reducir el uso del agua y, por tanto, aumentar la resiliencia climática, debería ser la reducción del NRW. El proceso de identificar el alcance y la escala del problema del NRW, así como su solución, puede llevar varios años. Idealmente, los objetivos de NRW deberían establecerse en torno al 20% para maximizar la inversión y aumentar la eficiencia (USAID, 2017). A menudo es menos costoso gestionar los recursos hídricos existentes reduciendo el NRW que financiar nuevos sistemas de suministro y tratamiento de agua.
El USAID Toolkit (2017) afirma además: “Normalmente, los servicios de agua deberían ser capaces de recuperar el 50% o más del NRW. En la mayoría de los casos, esto sería suficiente para cubrir los déficits de suministro, aunque el objetivo debería ser la cifra más baja posible de NRW resultante. Las situaciones extremas en las que las tasas de aumento de la demanda son elevadas, unidas a una fuerte disminución de la disponibilidad de agua bruta debido a factores relacionados con el cambio climático, requerirán un mayor índice de reducción del NRW durante un período más corto (o más largo), según dicten las necesidades.”
Gestión de la demanda
Los esfuerzos para reducir la demanda de agua se implementan normalmente cuando la demanda de agua es alta, hay una escasez de suministro actual o cuando los escenarios de demanda futura muestran un déficit proyectado. Por ejemplo, varios servicios públicos tienen parámetros de diseño que incluyen un consumo diario per cápita de entre 180 y 400 litros por persona (USAID Toolkit, 2017). En la mayoría de los casos, estos parámetros rara vez se cumplen, principalmente debido a la escasez de agua junto con las altas tasas de RNP.
Se deben calcular las demandas proyectadas para cada sector (como el doméstico y el industrial) y el suministro disponible, teniendo en cuenta los RNP y un factor de seguridad, para evaluar la reducción de la demanda necesaria. Una vez calculada la reducción de la demanda necesaria para satisfacer las necesidades futuras, se pueden identificar y aplicar las medidas más urgentes. Algunos ejemplos de medidas de gestión de la demanda son las tarifas del agua (tarifas más altas para un mayor uso), las auditorías del agua y los accesorios de ahorro de agua (por ejemplo, los inodoros de bajo consumo), la recogida de agua de lluvia y la reducción del consumo industrial (por ejemplo, mediante la reutilización in situ).
Ecosistemas marinos
En el Caribe se están aplicando varias estrategias destinadas a aumentar la resistencia de los ecosistemas marinos. Una de ellas es el establecimiento de áreas protegidas en zonas costeras y marinas. La gestión de estas áreas puede incluir la limitación o prohibición de los usos extractivos, la aplicación de la conservación y restauración de los hábitats costeros y marinos, y la designación de zonas de uso para minimizar los impactos del uso recreativo en los ecosistemas. Otra estrategia es la planificación de las cuencas hidrográficas para minimizar el transporte de contaminantes terrestres como sedimentos, nutrientes y otros contaminantes a las aguas cercanas a la costa, protegiendo así los hábitats marinos de la disminución de la calidad del agua.
4.3. Estudio de caso: Programa de resiliencia climática del sector del agua en Granada
Un proyecto actual en el Caribe es el de Resiliencia Climática del Sector del Agua en Granada (G-CREWS), financiado por el Fondo Verde del Clima (GCF) y ejecutado por NAWASA, el Banco de Desarrollo de Granada y la GIZ, que se extiende desde 2019 hasta 2025 (GWP, 2019).
Contexto
El suministro de agua en Granada es en un 90% agua superficial y ya está experimentando los efectos del cambio climático. El suministro se ve aún más dificultado por la salinización de los acuíferos costeros y el envejecimiento de las infraestructuras. En las condiciones de sequía extrema de 2009-2010, se produjo un déficit de suministro de más del 25%. La falta de fondos para inversiones de capital y una de las tarifas de agua más bajas de la región dificultaron la aplicación de medidas de adaptación al clima. La falta de una autoridad de recursos hídricos y el uso ineficiente del agua por parte de los hogares y las empresas, como los hoteles, plantearon otros problemas.
Acciones
- Gobernanza : Creación de una unidad de gestión de recursos hídricos fuera de la NAWASA e integración de la resiliencia climática en las políticas, planes y reglamentos del sector del agua, como la silvicultura, el uso del suelo, la agricultura y la vivienda. Por ejemplo, la inclusión de equipos de uso eficiente del agua para los hogares y las empresas y la recogida de agua de lluvia como nuevo requisito en los códigos de construcción.
- Usuarios del agua : Un plan de financiación para soluciones y tecnologías de uso eficiente del agua en el turismo y la agricultura, como sistemas de riego eficientes, sistemas de recogida de aguas pluviales, instalaciones de reciclaje de aguas grises e instalaciones de ahorro de agua.
- Sistema de suministro de agua : Aumento de la capacidad de almacenamiento, mejora de las infraestructuras e introducción de una tarifa de agua sensible al clima (aplicada en enero de 2020), que da señales de precio a los usuarios del agua en función de su disponibilidad.
Financiación
La Agencia Alemana de Cooperación Internacional (GIZ) fue uno de los principales contribuyentes a este éxito, apoyando al Gobierno de Granada con el establecimiento de una propuesta del GCF y actuando como una de las entidades ejecutoras. Las islas de la región sólo pueden acceder a los fondos de las entidades acreditadas, que normalmente son bancos de desarrollo o Centros de Cambio Climático, etc.
El proyecto está valorado en más de 50 millones de dólares, con el siguiente presupuesto total financiado GCF: 42,7 millones de dólares (subvención), Gobierno de Alemania: 2,8 millones de dólares (subvención), Gobierno de Granada/NAWASA: 4,6 millones de dólares (en especie y en efectivo).
Aprender
Varios PEID del Caribe también se beneficiarían de la experiencia y las lecciones aprendidas por Granada en lo que respecta a la preparación de proyectos del GCF. Esto puede facilitarse mediante plataformas de intercambio a nivel subregional y regional, utilizando la Organización de Estados del Caribe Oriental (OECO) y la CARICOM como anfitriones del intercambio.
Además, el proyecto está apoyando iniciativas en al menos otros 3 países para aumentar el aprendizaje y la reproducción de la preparación de proyectos del GCF y los enfoques del sector del agua resistentes al clima en el Caribe. El componente está diseñado para complementar el proyecto y estimular la acción climática, así como el compromiso con el GCF en otros países del Caribe.